ASÍ ES DELTA MACHINE EL CONCIERTO QUE DEPECHE MODE TRAE A CHILE EN 2014

RESEÑA DEL CONCIERTO DE DEPECHE MODE EN EL STAPLES CENTER DE L.A.


Hace algunos años vimos a Depeche Mode en el recién fallecido Anfiteatro Gibson, como parte del festival Almost Acoustic Christmas de la radioemidora KROQ, y aunque en esa ocasión el grupo no tuvo problema alguno para demostrar los méritos de su longeva reputación, tampoco sobresalió de manera espectacular sobre el resto de talentos que ocuparon el mismo escenario rotativo.

Pero ayer en la noche, durante su tercer concierto individual en una semana en el inmenso Staples Center, la banda británica sedujo a una audiencia mayormente joven que llenó completamente las butacas, que celebró permanentemente a sus ídolos y que fue capaz de convertirla en una de las propuestas en vivo más impresionantes que hemos visto en los últimos tiempos, aunque, según varios reportes, eso es lo que ha estado ocurriendo justamente en toda la gira actual.

Sin embargo, lo más importante es que, en medio de toda la nostalgia indiscutible que genera, el Depeche Mode del 2013 no es sólo un grupo que actúa y se siente como un proyecto fresco sobre la tarima, sino uno que está dándole mucha cabida en sus presentaciones a los temas de su más reciente álbum, “Delta Machine”, que salió el 22 de marzo pasado y que, además de ser poco comercial, ha sido considerado por algunos críticos como uno de los mejores esfuerzos de su amplia discografía, lo que no es decir poco.

Además, el tour encuentra al combo conformado por los fundadores David Gahan (voz), Martin Gore (guitarra) y Andy Fetcher (teclados) -a quienes se suman un baterista y un tecladista invitados- en medio de un sentido de la producción escénica digno de superestrellas, con un juego de luces impresionante y una pantalla inmensa de fondo que le sirve para proyectar una generosa serie de videos de alto contenido artístico y creativo.

Y eso es sólo el complemento de la energía propia de sus integrantes, empezando por la del vocalista Gahan, otro de esos prodigios del rock por cuyo cuerpo los años no parecen haber pasado (de manera incluso literal, porque ya cumplió los 51, y se pasó la parte final del show con el torso desnudo sin lucir nada mal, si nos permiten decirlo).

Para probar su afán de vigencia, los ingleses abrieron fuegos con dos temas del “Delta Machine”, incluyendo a “Angel”, que puede insertarse con facilidad entre lo mejor de su repertorio; y poco después volvieron al material apenas horneado con “Should Be Higher”, que tuvo como comparsa de su intensidad musical imágenes de fuego que encendieron de paso los ánimos de la audiencia, y que se proyectaban incluso de modo alucinante en una franja ubicada alrededor de todo el estadio.


Los que siguen creyendo que Depeche es un grupito de synthpop ochentero deben saber que, pese a no tener bajo y a llevar dos teclados, su versión contemporánea es de lo más rockera, con un baterista estable y un Gore que se inclinó hacia los riffs estruendosos en cortes como “Barrel of a Gun”, “A Pain That I’m Use To” y, por supuesto, el gran “I Feel You”, que no se había presentado en las fechas anteriores del Staples.

En realidad, lo único abiertamente bailable y acorde con una línea anodina fue el recordado ‘hit’ radial “Just Can’t Get Enough”, que afortunadamente se pudo disfrutar en toda su superficialidad -ahora sí nostálgica- a través de una interpretación fiel a la original y secundada por luces de colores alegres; pero, poco antes, “Personal Jesus”, otro de los éxitos mayores, había recibido ya un tratamiento contundente, con Gore aporreando su guitarra, un agresivo final y un demencial video en el que aparecían en tiempo real tres mujeres contorsionistas que mantuvieron sus tortuosas posturas durante la duración completa de la larga interpretación.


Con sus movimientos constantes y un poco amanerados, sus poses de torero y su profunda entonación, Gahan -que lidió durante muchas clases con todas clase de adicciones- fue el sustento anímico y vocal de Depeche, aunque Gore -que ha escrito las canciones durante la mayor parte de la historia del conjunto- tomó el micrófono en dos ocasiones para cantar con el simple acompañamiento de un teclado “But Not Tonight” y “Shake the Disease”, lo que le dio vida a momentos mayormente celebrados por los fans y, en todo caso, más logrados que los que se dan en las presentaciones de los Stones cuando le toca el turno al buen Keith.

Pero las miradas masivas recobraron realmente el brillo cuando regresó Gahan, para pasearse por las plataformas que lo acercaban al público, colocar el micrófono cerca de los asistentes para que estos gritaran los coros, brincar por los aires con cada cierre de tema y, finalmente, en las notas finales de una interpretación de “Never Let Me Down” que empezó muy tranquila y terminó muy fuerte, fingir que masturbaba el soporte del mismo micro y capturaba luego en el aire con su boca un invisible torrente seminal. Se trató de un detalle grotesco que, curiosamente, funcionó, porque el hombre (que es a todas luces heterosexual) derrocha elegancia… y sigue siendo uno de los mejores ‘frontman’ en la historia de la música popular, como integrante de una banda conocida por sus intereses eróticos.

Fte. Escrito por Sergio Burstein, fotos Jesus Jimenes / manganzon.com

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